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Malvavisco.

Fuente: Cuerpo Mente



La planta Althaea officinalis más conocida como el malvavisco tiene amplias aplicaciones medicinales y es infaltable en las guías y formulaciones de fitoterapia.

El malvavisco ha sido una planta de gran importancia a lo largo de la historia, no sólo como bálsamo medicinal, también lo ha sido como fuente providencial de alimentos en situaciones de escases y hambruna.

Se desarrolla en ambientes húmedos, junto a pastizales y pantanos, en riberas fluviales, y cerca del mar. De la planta se cosechan las hojas y las flores, pero es en la raíz donde se concentra su mayor potencial curativo.

Propiedades curativas

La propiedad más importante del malvavisco es ser protector y reparador de las mucosas respiratorias y digestivas.

Tiene efecto expectorante y antiinflamatorio, es recetado para aliviar la tos y despejar los conductos respiratorios en casos de catarro, gripe, faringitis, laringitis, bronquitis y como un apoyo válido contra el asma.

El malvavisco es muy eficaz en los trastornos digestivos evitando el exceso de acidez y regenerando las mucosas intestinales que estén dañadas. Es recomendado para aliviar casos de gastritis, síndrome del colon irritable úlcera gastroduodenales, y colitis.

Tiene un efecto laxante suave pero decisivo en estreñimientos puntuales.

Al aplicarse externamente, el malvavisco protege la piel, resuelve el problema de los abscesos , moretones, y quemaduras, y por su efecto antiinflamatorio, se muestra eficaz para rebajar el dolor en esguinces, tendinitis, etc.

Tiene un efecto laxante suave pero decisivo en estreñimientos puntuales.

Fórmulas de herbolario

Infusión para combatir la infección pulmonar, la irritación de garganta y la tos: Se recomienda la fórmula que combina malvavisco con otras plantas respiratorias como la pulmonaria, los brotes de abeto y el llantén mayor.

Cómo prepararla: En la proporción de una cucharada sopera rasa por vaso de agua, se pone a hervir 2 minutos y se mantiene en infusión 5 minutos más. Se filtra y se le añade una cucharadita de miel. Se recomiendan tres tazas calientes al día, cada cuatro horas.

Por: Alonzo Castro Carbonell

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